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SIN SUERTE, PERO GUERRERO HASTA LA MUERTE
¿Yo qué gano con esto? Esas fueron las palabras del chico cuando le dije que quería escuchar su historia educativa, pero la promesa de conversar sobre su vida resultó más que suficiente. La medida de aislamiento en la celda del reformatorio le volvía loco, pero en realidad llevaba años aislado. Un educador me contó que habría necesitado un maestro que lo escuchara Así empezó a contarme sus avatares: Yo ha vivido demasiado para la edad que tengo. Tengo 17 años y me llamo José. Durante las siguientes semanas, José Medina me habló de su padre, de cómo aprendió a leer en la cárcel y de su relación con el alcohol. Me contó que su madre casi siempre había limpiado en casas de señoras. Que su barrio no era de señoritos, que le expulsaron del colegio por las junteras que tenía y por la fama, que acaba pesando demasiado. Me habló de maestros sin rostro, de asignaturas sin sentido, de vidas en la calle, de robos y drogas Me regaló algunas lecciones de sinceridad, de buen corazón, de valentía, resistencia y sueños. Estas páginas recuperan aquellas sobrecogedoras narraciones. No cuenta con sesudas elaboraciones teóricas, sino con la valiosa experiencia de un chico real que desmonta con sus vivencias algunas ilusiones y falacias que imperan en la sociedad. El protagonista se abre en canal para que otros podamos entender que la escuela fabrica el fracaso escolar, y que ha de cambiar para construir justicia social y liberar a las personas de sus situaciones de opresión y exclusión. El formato biográfico del texto, el lenguaje cotidiano que utiliza, y la trepidante y compleja vida del protagonista hacen que esta obra sea de interés para cualquier persona interesada por la infancia, y de gran utilidad para estudiantes e investigadores de cualquiera de las ramas educativas, la sociología y la psicología. Unas páginas que no dejan indiferentes e nos invitan a luchar por las personas.