STRADIVARI es una colección de libros para instrumentos de cuerda fruto de un reto personal: conseguir que mis alumnos toquen lo más motivados, sin renunciar por ello a una formación completa del instrumento. Los tres volúmenes abarcan todo el grado elemental y están organizados siguiendo los esquemas de digitación tan ampliamente utilizados en los métodos anglosajones; empezando con 0-1-34 en el primer volumen, siguiendo en el segundo con 0-12-4 y las extensiones del primer y segundo dedo, en el tercer volumen se consolidan todos los digitados aprendidos, de esta forma el alumno aprende toda la escala cromática en primera posición. En el tercer volumen se trabaja también en la cuarta posición. He intentado secuenciar las dificultades de forma muy gradual, de los ritmos, las notas, las dinámicas y los armónicos a las dobles cuerdas, los cambios de posición y los acordes de tres notas, procurando combinar diferentes tonalidades, compases y alteraciones para que el aprendizaje sea completo. Al principio de cada volumen hay un resumen de las escalas y arpegios más utilizados, con ejercicios de golpes de arco y ligaduras. Uno de los grandes atractivos del libro, a mi parecer, es la variedad de estilos musicales que contiene, que ya motivan al alumno y le acostumbran a interpretar diferentes tipos de música. Los acompañamientos están grabados en el CD que acompaña a cada uno de los libros, y abarcan desde estilos modernos a los más clásicos con instrumentaciones muy diferentes. A parte del jazz, el tango, la música celta o el country, también hay algunas piezas más “serias”, como los estudios (dos en cada libro) o los concertinos (uno en cada libro), que sirven de resumen de toda la técnica trabajada. Recomiendo a los alumnos que escuchen primero la grabación como estímulo, pero que no la utilicen para la interpretación hasta haber aprendido bien las notas, para evitar situaciones de nervios o frustraciones. Para los alumnos que encuentren demasiado rápido el acompañamiento del CD, está disponible el acompañamiento escrito en el libro de piano, muy útil también para tocar en audiciones o conciertos. En las grabaciones correspondientes a las piezas del primer volumen y la mitad del segundo, se oye una claqueta grabada que marca el compás anterior a la entrada del violonchelo. En el tercer volumen el alumno ya debe saber contar bien los compases de espera. De la misma manera el violonchelo de referencia está grabado solamente en el CD de los dos primeros volúmenes, eso sí, a un volumen bajo para que no interfiera en la sonoridad cuando toca el alumno. Los dibujos en color de los dos primeros volúmenes, tan bien realizados por Ester Forné —a la que agradezco su complicidad y gran profesionalidad— ayudan mucho sobre todo a los más pequeños a hacer volar la imaginación y vale la pena que el profesor los comente con el alumno, inventando alguna historia o anécdota que invite a la música. También recomiendo el juego del Laberinto que se adjunta al primer volumen, con el fin de crear dinámicas de clase diferentes. En el tercer volumen decidí que, debido a la edad de los alumnos y a la extensión de las piezas, los dibujos ya no eran necesarios.