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SURCO DE LO COTIDIANO, EL
«Aquel aforismo que nos recuerda que lo importante no es la meta sino el camino se materializa en El surco de lo cotidiano, donde uno desea que cada capítulo se alargue y no se acabe, más que avanzar al siguiente. Ana Benosa nos proporciona una lectura pausada, reflexiva, y una mirada profunda, casi delicuescente, sobre las generaciones que pusieron fin al siglo xx y sus avatares, una reflexión sobre la vida misma y su decurso, y sobre una pequeña, húmeda y brumosa ciudad del norte de España y su evolución hacia la modernidad. Acaso (quizás) también una reflexión sobre nuestros valores vitales y sobre aquellas cosas mínimas de la vida, la propia rutina del día a día, y que son la sustancia misma, el condimento sin el que vivir no sería percibido como una deseable continuidad de vivencias. Quien bendice la mesa da gracias a fuerzas sobrenaturales por los alimentos que nos proporcionan, pero se olvida de agradecer a la cocinera que les confirió textura, mixtura, y sabor para que sean manjares en nuestro paladar. Eso ha logrado Ana Benosa en esa novela: cocinar los ingredientes básicos de la vida para servirlo