Haz clic en la imagen para ampliarla
TEATRO CUBANO 1927 1961
Las manifestaciones más valiosas de la Cultura cubana -el más somero examen de la evolución de ésta nos lo prueba- estuvieron siempre dirigidas hacia un mismo objetivo: la afirmación de los valores genuinamente nacionales. En tiempos de la Colonia formal, como punto de apoyo y motor para la lucha contra la Metrópoli española; luego de instaurar la República -la Colonia con diferente ropaje- como reacción contra la actitud deliberada de los yanquis de deformar las estructuras nacionales y de adulterar las corrientes propias de la expresión cubana. Ello aconteció con el Teatro; este libro, ahora en su segunda edición, revisada y ampliada, viene a testificarlo. A través de sus páginas podrá el lector extranjero, alejado de nuestra auténtica realidad y en muchas ocasiones desconocedor de nuestra historia, obtener una idea amplia y detallada del continuo bregar de nuestros autores, a través de muchos años y de varias generaciones en busca de una expresión genuina para transportar a las tablas la esencia nacional, e incorporarse al Teatro, ya con dimensión universal, con un mensaje propio. Como asideros para este quehacer, proyectado en semejante dirección, contó el cubano de modo principal, con la rica tradición española, pero además, con aportes de otros medios teatrales, a través de aguda sensibilidad. En su contra tuvo este movimiento, como todo empeño cultural, presiones múltiples, extranjerizantes en el sentido de la coincidencia con los intereses del imperialismo yanqui, fomentadoras del desaliento entre los creadores teatrales, porque se dirigieron en todo momento a hacer que en ellos se arraigara la idea de la inutilidad de producir en un medio condenado por siempre a la miseria, con la incultura como el más acusado patrimonio popular. La Revolución de 1959, trajo al teatro, como a todos los ámbitos de la vida nacional, nuevos aires de cubanía y libertad. Las fuerzas del pueblo, durante largo tiempo contenidas y por ello frustradas, han comenzado a manifestarse con toda pujanza. Atravesamos en estos momentos por el difícil y a la vez hermoso período de la toma de conciencia; pero muy pronto, así como se ordenen las ideas de los creadores y éstos extraigan de la rica cantera que es un pueblo en Revolución, temas y escenarios para sus producciones, se ofrecerá al juicio universal un teatro genuinamente cubano, nacido del pueblo, de sus inquietudes y de sus conflictos; de un pueblo que hace uso de todas sus energías para la más hermosa de las tareas: la construcción de una sociedad justa, sin explotadores ni explotados! Natividad González Freire La Habana, 1961