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TENDRAS QUE AGARRARTE FUERTE SI TE QUEDAS
Se trata de una manera, quizás alternativa, de expresar esos «vuelcos» que nos remueven en la vida cotidiana, que nos estrujan las ganas y los nervios, o que nos retuercen de rabia e impotencia. Esos momentos del día a día en los que lo que ya tienes es de repente lo más importante, o en los que, de pronto, eres consciente de ese alguien que se quedó agazapado en un rincón del corazón y nunca se marchó del todo, o esos otros en los que, a punto de tirar la toalla, los motivos para luchar se amontonan ante una relación que parecía inerte. Son conversaciones con alguien que se fue y que a la vez nunca lo hizo, despedidas para las que nunca se es suficientemente mayor o desconocidos que te sacan una sonrisa en un día de mierda. También hay alguna palabrota, porque a veces no se pueden evitar.