María Sanz, poeta sevillana imprescindible de nuestro tiempo, recoge en esta antología los últimos quince años de su producción poética, en la que mezcla vivencias y música, retó-rica y sentimiento, poeticidad y técnica. Sus obras nunca son meras enumeraciones de experiencias encadenadas, sino que se conforman sobre estructuras concretas, léxico específico y cauces argumentales dotados de coherencia y sentido. Todavía amanece, que abre con un excelente prólogo de Enrique Gracia Trinidad, permite observar tanto la continuidad como la firmeza del estilo lírico de su autora. Hay cabida en sus poemas para su ciudad de nacimiento, para explicar la paradoja absoluta «amor y desamor» al mismo tiempo en apretada síntesis y espacios ineluctablemente entretejidos. Tampoco es casual el léxico ni las connotaciones semánticas ni la toponimia o el sabor de los nombres. El conjunto se forja bajo unas establecidas coordenadas en su voluntad crea-dora, como un tratado de seducción que se reescribe con singular acierto y reúne la razón de un compromiso vital para María Sanz: la necesidad de comunicar, pero siendo muy consciente de que la poesía es trascendencia, apertura a lo inexplorado, interacción expresionista entre el sujeto que imagina y la imagen creada.