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TODOS LOS ROSTROS DEL PASADO
Francisco Brines (Oliva, 1932) es un nombre central de nuestra poesía. Miembro de la Generación del 50 y galardonado con el Premio Cervantes 2020, su obra oscila entre el canto al paraíso perdido y la sabia aceptación de los dones terrestres, la melancolía ante el paso del tiempo y el gozo de la hora presente. Esta antología, preparada por el poeta y crítico Dionisio Cañas, recoge una amplia selección de una obra serena y coherente que parte de una intensa conciencia elegíaca -expresada en Las brasas (1960), su primer libro, en elegantes endecasílabos blancos- para culminar, en El otoño de las rosas (1986) y La última costa (1995), en una escritura grave y sentenciosa, capaz de apresar la belleza del declive y el asentimiento ante la llegada de la muerte. Nacida de la mezcla de intuición y pensamiento, la poesía de Brines se alimenta de contrarios que, justamente por serlo, hacen girar sin descanso los polos de la muerte y la vida, el deseo y el desencanto, la memoria y el olvido, la infancia y la senectud, el esplendor del cuerpo joven y el acabamiento de esa juventud. También aparece la naturaleza -ese Mediterráneo que se extiende desde la Grecia del amor hasta su Valencia natal-, que es el telón de fondo, siempre renovado, del lento ingreso del poeta en la nada. Carlos Barral declaró al publicarse El otoño de las rosas que su autor era ya 'un clásico'. El tiempo no ha hecho sino confirmar su juicio, abriendo esta poesía a nuevas generaciones de lectores que han encontrado en ella consuelo y conocimiento.