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TRACTATUS LOGICO-PHOTOGRAPHICUS
'Así, con el cuaderno de escudilla y la cámara fotográfica a modo de lanza, héroe de mi propio relato, me enfrento a las largas horas del día como un quijote descabalgado.' Dávila dispara fotografías empeñado en atrapar el mundo en el rectángulo de su visor, al tiempo que salva del viento palabras y divagaciones sin fuste que transcribe en sus libretas. Construye así a empellones este tratado sobre la fotografía, una pandemia planetaria que ha provocado, a juicio del autor, la sobrepoblación de artistas visuales, 'familia parásita de amplísimo espectro, en la que, se hace inevitable, debo incluirme yo'. Por este caleidoscopio de apuntes y fotografías sin dueño, mezcla de ensayo libérrimo y de crónica personal, vemos desfilar los fantasmas de Dávila, y sus manías y obsesiones más personales. Atrapados en un laberinto sin salida, con el autor escondido entre las sombras, aparecen y desaparecen a capricho el fantasma de Remo Vilado, Schopenhauer, el fotógrafo Nadar, Houdini, el emperador Augusto, Bob Esponja, la asistenta Eloísa, Lucrecio, la luna misma o el santo Job.