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UNA TRAGEDIA PINTADA
El asesinato del arzobispo de Canterbury Tomás Becket en 1170 a manos de los hombres del círculo de confianza del rey Enrique II de Inglaterra causó un enorme impacto en la Europa del siglo XII. Su muerte violenta fue el trágico desenlace de un conflicto de gran trascendencia entre el poder secular de las monarquías feudales europeas y el poder espiritual de la Iglesia. A raíz de los hechos, la figura de Becket alcanzó una gran popularidad en el viejo continente, y su culto se extendió por todas partes, también en la península ibérica, donde encontramos obras que rememoran su martirio y santificación, como el conjunto pictórico de Santa Maria de Terrassa (ca. 1180). Una tragedia pintada narra la difusión del culto a Tomás Becket poniendo luz a las relaciones entre Inglaterra y el mundo peninsular de hace ochocientos cincuenta años. ¿Por qué Ramón Berenguer IV confió la tutela de sus hijos al rey de Inglaterra? ¿Tuvo Leonor Plantagenet, hija de Enrique II, un papel activo en la promoción del culto a Becket en el reino de Castilla? ¿La presencia de un canónigo inglés de nombre Harvey en Santa Maria de Terrassa fue determinante en la elección del tema de las pinturas? Estos son algunos de los interrogantes de un rompecabezas histórico que tuvo como principal escenario la Cataluña de la segunda mitad del siglo XII.