Luis, el protagonista principal de la novela, convalece de una intervención médica, en el chalé “Villa Posidonia”, que le han cedido sus padres. Allí conoce a una extraña mujer que habita en la casa de al lado, con la que llega a obsesionarse, intentando por cualquier medio llamar su atención, entrar en comunicación con ella, conocerla. Al fin lo consigue, pero por un desafortunado incidente, pierden el contacto. Él se esfuerza por recuperarlo, pero se da cuenta que ella, que ha desaparecido sin dejar rastro alguno, rechaza continuar esa relación, convencida, por más de una razón, de que así debía ser. Luis, en cambio, con el desea quizás de haberse querido aferrar a ella, encaja muy mal el golpe. Está en una edad, en que el pasado pesa a veces demasiado, con sus frustraciones y sus errores, el presente se le antoja vacío, sin demasiado sentido y teme un futuro sin mucho horizonte. Su empresa, inesperadamente, le hace de forma providencial, una propuesta de traslado, lejos de España, que no duda en aceptar, contento, ilusionado incluso, esforzándose en creer que los fantasmas, los desengaños quedarán olvidados en esta tierra que abandona.