En un principio, estos diecisiete cuentos tenían como nexo de unión un banco. Aquel mueble de cuatro patas, que todos usamos en algún momento para sentarnos. Un objeto físico que le daba sentido al conjunto. Este elemento quedó como secundario cuando sus personajes empezaron a buscar el sentido a su vida, cuando quisieron encontrar respuestas. ¿Qué ocurre cuando es demasiado tarde para tomar una decisión que podría haber cambiado nuestra vida? ¿O cuando injustamente alguien nos juzga por un comentario o una acción? ¿Cómo poner punto y final a una relación que no conviene? ¿O cuando soñamos querer vivir una vida distinta a la que llevamos? ¿Qué pasaría si nos dejáramos llevar por nuestros instintos más primitivos y nunca nos juzgaran por ello? ¿Nos gustaría realmente conocer el futuro? Estas y otras preguntas son las que surgen al leer estos cuentos.